Bueno, pues hubo un pequeño trueque la vez anterior y se me olvido el ultimo cacho de esta parte, y como es tan corto, pues habra poco espacio de tiempo entre este y el nuevo.... suerte!
-Me encanta el chispeo de las llamas, este sonido sordo que se mezcla con el ambiente-susurró Joaquín.
-No me seas tan poeta, nunca lo has sido, ¿por qué ahora?
-Por que me he dado cuenta de mi fortaleza con las palabras...
-¡Venga ya!-exclamó Guadalupe
-Y porque tengo a mi lado a la mujer más bella que he conocido en mi vida- poco a poco, el chico acarició su rostro- he estado deseando tocar esa cara de ángel desde que te conocí, envolverme en ese pelo castaño que tienes. Por favor, dime que sientes por mí lo mismo que yo por ti.
Guadalupe abrió la boca con la intención de responder, pero no pudo, simplemente se lanzó a los labios del chico para besarlos, entrelazar sus lenguas sin descanso consiguiendo mezclar sus jugos. Joaquín se soltó de ese enredo para comenzar un recorrido sensual quitándose la camisa y dejar al descubierto sus músculos de deportista; allí, tendidos en una manta instalada al lado de la lumbre, se revolcaron acariciándose con las manos y la boca.
No tardó mucho en liberar a Guadalupe de la protección del chándal rojo que se puso por la mañana para descubrir, con la única envoltura de un sujetador, sus pechos de diva, fue entonces cuando Joaquín comenzó a besotearla de arriba abajo, iniciando el recorrido con el cuello, dándole pequeños mordisquitos que parecieron funcionar en la chica como un estimulante para la relación y prosiguiendo con el vientre; Posteriormente desabrochó el sostén para rodear sus mamas con la boca, sin llegar a los pezones de éstas. La chica adoptaba posturas de placer cada vez más intensas e incluso soltaba algunos gemidos gozosos.
La ausencia de vecinos en derredor facilitaba la intimidad de los chicos sin limitación de inspiración exceptuando algunos inquilinos salvajes de la zona. Guadalupe se abalanzó sobre el miembro viril del chico, sacándolo de su escondrijo y dándole un suave pero intenso lavado acuático mientras éste la dirigía con sus manos hacia fuera o dentro según requería la situación. Al acabar esta tercera fase del cortejo, los chicos se desvistieron por completo, para disponer sus cuerpos al calor proporcionado por el chispeo del fuego y con el designio de mezclar la elevada temperatura de cada uno. No hubo tercio de caballería que pudiera seguir el ritmo del cabalgamiento que cogió la chica, subida encima de Joaquín, ambos hicieron el amor por primera vez en su vida, desprendiéndose de la virginidad que les dio la naturaleza al nacer y sin la protección de embarazo debida.
-Me va a salir ya, ¿quieres que siga?- pregunta el adolescente, sudando pasión por todo su cuerpo
-Adelante, sin miedo; se llamará Diego Con esa rima asonante seleccionada a propósito por la chica, el semen de Joaquín consiguió adentrarse en el laberinto de la vida, de todos los espermatozoides que llegarían al óvulo, sólo uno conseguiría hacerse con el premio, y, en caso de ser varón, se llamaría Diego.
martes, 6 de enero de 2009
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